¡Organo de Difusion Virtual del Colectivo Trazando Senderos de la Universidad de Chile! - trazando@gmail.com

| Suscríbete vía RSS

16 de febrero de 2009

La universidad en el Chile Neoliberal - Marzo 2007

| |

El trabajo político universitario debe ser fundamentalmente un trabajo que apunte a revivir el vínculo universidad-sociedad y que lo plasme en su actividad, siendo en consecuencia un medio y un fin. Este trabajo debe terminar la falsa dicotomía de la universidad con su exterior, como una instancia aislada del mundo social y hecha sólo para la actividad intelectual de los estudiantes ubicada en la nada.

La política universitaria dirigida solo a problemas internos y propios, ensimismada en problemas de excelencia académica –sin antes ver en qué aportar críticamente con nuestra educación para la realidad social-, apuntando a ser excelentes donde necesariamente otra educación no debe serlo, y que en alguna ocasión discute su relación con el Estado pero solo en términos de forma financiamiento y sin discutirle el fondo de éste según el rol político de esta educación financiada, apunta a una lucha gremialista: un gremio lucha por mejorarse y se desentiende de otros gremios. Este camino político deprime la unión de las luchas sociales al entenderse al secundario luchando en una dirección con un tema propio, al universitario en otro camino con un tema suyo, y a trabajadores con otra vía en temas particulares a ellos; cuando, finalmente, todos estos actores sociales deben hacer ver coherentemente sus problemas como algo derivado de una única lucha social si es que quieren abandonar efectivamente la ceguera.

La hegemonía del gremialismo, que hace olvidar cada vez más el mundo social para la ensimismada universidad, se plasma finalmente, para exponer su triunfo, en una generalización del individualismo. El estudiante universitario deja de motivarse por el resto de la sociedad y olvida el fundamento del porqué estudia, cuando todo conocimiento que adquiere es un conocimiento dado para aplicarlo críticamente en la realidad social.

Olvida que debe retribuirle a la sociedad su condición acomodada de estudiante; mas aun, no debe retribuirle, sino que lo hace, antes de entenderlo como una obligación, como un resultado obvio al ser ya conciente de su utilidad en la aplastante realidad económica chilena, realidad del neoliberalismo que agudiza cada vez mas las luchas sociales donde nos enmarcamos y que las cruza todas. Es el neoliberalismo que trastoca nuestra educación para que esta no se desarrolle contra él.

El individualismo generalizado empobrece las relaciones sociales y las deja interactuar en un acotado marco. Aquí, el punto básico a promover en nuestra labor, promover la organización, es lo exactamente negado por este individualismo: se desconoce la organización como forma válida para relacionarse y alcanzar objetivos comunes. Primero, ni organizarse en cualquier aspecto, y segundo, ni organizarse para acabar a falsa dicotomía universidad/sociedad.

Contra toda esta realidad, se debe ir construyendo organización universitaria que vaya retomando nuevamente nuestra vinculación al mundo social, según vaya legitimando dicho camino. Es hacer amistosa la universidad a medida que se va abriendo de su actual encerramiento.

Abrir la universidad entendido como dos planos: por un lado, como salir a trabajar desde ella, como podría ser en luchas de mallas por ramos obligatorios para aplicar nuestro conocimiento a un trabajo social, como podría ser instancia autónomas de organización desde nuestras facultades para trabajar en algún objetivo común de la realidad social si nuestra carrera no se facilita para un trabajo social; y, por otro lado, como dejar entrar el mundo social a nuestra universidad, al hacerlo un lugar abierto que permita dejarse ser utilizado efectivamente por la sociedad a la que apunta para no extrañarse como aislada.

El planteamiento de trabajos sociales como parte de la malla plantean otra discusión: el enfrascamiento en las disciplinas, es decir, el tema de que algunas carreras plantearían un rango muy limitado de intervención social. Se cree posible, juntamente, plantear la flexibilización disciplinaria dentro del marco del trabajo de índole social.

El anterior trabajo para poder concretarse debe ser necesariamente antecedido por un análisis de las potencialidades reales que tengamos como sector (no sirve de nada proponerse el “deber ser” de mil pegas, si en la realidad no existen fuerzas para concretarlas). Proponemos empezar este análisis llevando a cabo un catastro de las iniciativas ya existentes que de uno u otro modo, pretendan establecer esta relación bívoca entre la U y la Sociedad; para luego plantear el trabajo eminentemente político) de proyectarlas hacia un mismo proyecto.

Otra arista de importancia que vemos en cuanto al vínculo de lo que puede ocurrir en la universidad y el resto de la sociedad, y que se ve estrechamente ligado a lo anterior (la separación resulta solamente analítica) es el rol que se pueda cumplir como movimiento estudiantil en cuanto fuerza política que se pueda articular con otros sectores. Esto parte por la crítica al movimiento estudiantil como está y al pensar las diversas formas con las que se puede articular y transversalizar con otros sectores, claramente no desde la idealización de viejas fórmulas como “la unidad obreroestudiantil ” (no es que se descarte de plano la importancia de la clase trabajadora, esto pasa más que nada por mirar más allá de fetiches y fórmulas preconcebidas).

Es necesario destacar que el estudiante en muchos casos es también trabajador, y que la U no contempla eso. La U no está pensada para un estudiante que además deba producir sustento familiar, por ejemplo, o en muchos casos, financiar su propia educación o costos de permanencia (materiales, movilización, alimentación, etc.). En cuanto a horarios, en cuanto a tipos de financiamiento, etc. Se cree necesario plantear esta reivindicación, ya sea canalizada en la demanda de flexibilidades horarias o derechamente, de posibilidades vespertinas.

*Extraido del congreso fundacional de Trazando Senderos